La Historia se basa en las decisiones, buenas y malas, tomadas de acuerdo a la propia voluntad de los seres humanos. Toda conducta se origina con el interés de obtener algo: diversión, satisfacción fisiológica, adquirir un bien material... Estos intereses pueden ser egoístas o altruistas, en todo caso hay un pensamiento que los rige.
La ética cristiana, según Cristopher Wright, recibe sus normas del mismo carácter de Dios y este sólo puede descubrirse en su relación con el pueblo escogido y en cada circunstancia vivida. Cada hecho nos permite ver la actuación de Dios y la respuesta de su pueblo. Podemos descubrir la estructura de los principios de la ética cristiana observando las leyes, exhortaciones, valores morales implícitos o explícitos, encontrados en la narración, las alabanzas y las profecías escritas en el Antiguo Testamento (el Antiguo Pacto) de la Biblia.
Cristopher Wright señala tres aspectos fundamentales que debemos entender para construir la ética cristiana:
1. Quiénes eran los hebreos como pueblo: ASPECTO SOCIAL.
2. Quiénes eran en su relación con Dios: ASPECTO TEOLÓGICO.
3. Cuál era su entorno físico, su tierra: ASPECTO ECONÓMICO.
EL HECHO DE QUE LOS HISTORIADORES HEBREOS PRESENTEN LA HISTORIA ABSTENIÉNDOSE DE COMENTARIOS, PERMITE AL LECTOR SACAR SUS PROPIAS CONCLUSIONES.
Pero una cosa es la Historia y otra cosa son las palabras que los profetas declaran de parte de Yahvéh, el Señor. Estas palabras son las que nos ayudan a entender lo que Dios desea para la humanidad. Dios habla a través de los profetas; también habla en su actuación en la Historia: esto es lo que nos permite conocer el carácter de Dios.
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